Piratas contra princesas: ¿libros infantiles segregados por género?
Hace ya años trabajé durante algún tiempo en la sección de literatura infantil y juvenil de diferentes librerías, y el otro día recordé un “incidente” que tuvimos con dos libros envueltos para regalo y pregunté a mi comunidad en Twitter qué pensaban al respecto. Este era el punto de partida:
En Navidades, con la tienda hasta arriba, dos personas diferentes compraron casi a la vez dos versiones distintas del mismo libro carrusel infantil (un libro que se despliega 360º para funcionar como escenario de juegos). Uno era azul, un modelo que representaba un barco pirata y el otro rosa, una versión inspirada en un castillo de princesas.
Bueno. Pues efectivamente. Como adivinaron la mayoría de mis seguidores que votaron en la encuesta, volvió precisamente la persona que se había llevado el libro del castillo de princesas en lugar de el del barco pirata… Y además, BONUS, vino muy molesta e indignada, porque el regalo era para un niño, que lo había abierto y se lo había querido quedar pero claro, se lo habían tenido que quitar para devolverlo ¡porque era rosa y era de princesas! Toma socialización diferencial. La cara de las personas que presenciamos la bronca, aun conscientes de nuestra responsabilidad en el despiste, fue todo un poema.
Por supuesto, como persona que ha invertido tiempo de su vida en asignaturas como "métodos y técnicas de investigación social", sé que este caso del que voy a partir como ejemplo para reflexionar es anecdótico: Pudiera ser que la persona del libro de los piratas lo entregara envuelto y nunca supiese que había dado un regalo equivocado; pudiera ser que estuviese tanto o más indignada que la que se llevó el de princesas pero fuese de fuera de la ciudad y no tuviese oportunidad de cambiarlo... Y sé que la encuesta tampoco es el colmo de la objetividad: En general mis seguidores saben de qué pie cojeo y supondrían que la resolución del interrogante tendría que ver con los estereotipos de género, y 140 personas tampoco son precisamente una muestra representativa de nada.
¿Por qué todos sabíamos cómo acababa la historia?
¿Por qué la mayor parte de las personas que votaron en mi encuesta acertaron? Lejos de pensar que porque ellas habrían hecho lo mismo, pienso que ha sido porque son perfectamente conscientes de que la sociedad todavía etiqueta ciertos colores y gustos como "de niño" o "de niña" mientras que es infinitamente más indulgente con una niña que asume gustos típicamente asociados a los niños que al revés.
A día de hoy y por lo general a las niñas ya se les compran sin problema libros (y pijamas, vajillas, juguetes...) de dinosaurios, futbol o corsarios, mientras que son escasos los niños a quienes se les permite -o más raro aún, ¡ofrece!- elegir algo con hadas, bailarinas o sirenas.
¿Hay libros que necesitan una versión "para chicos" y otra "para chicas"?
Pues no, no debería. Si de primeras te han venido a la cabeza posibles excepciones como los libros para preadolescentes "La regla mola" o "El semen mola", te diré que creo que ambos pueden tener una acogida estupenda en ambos sexos y pueden ayudar a no contemplar a la otra mitad de la humanidad como si vinieran de otro planeta, pero de eso ya hablaremos en otro momento.
El caso es que fuera de los productos estrechamente relacionados con el cuerpo humano y sus diferencias biológicas, es habitual que, al igual que lo hacen las textiles, las empresas jugueteras hagan dos versiones innecesarias de un mismo elemento en azul y en rosa: desde sonajeros o mordedores a relojes inteligentes o bicicletas, desde el nacimiento hasta la adolescencia, muchos productos desdoblan su presentación para tener una opción "para chicos" y otra "para chicas" cuya única diferencia es el color. Y, por extensión, la industria editorial hace lo mismo con algunos libros, especialmente con aquellos que están más cerca de ser un juego -libros de colorear, cuentos de pegatinas...- que una obra literaria.
Y si hay "libro de niño" y "libro de niña", ¿cuál escogemos?
¿Qué recomiendo yo hacer ante un libro que tiene una versión para niñas y otra para niños? ¿Dejar elegir a nuestro peque si está presente? ¿Coger el opuesto al que se esperaría para contribuir con ello a romper estereotipos? Pues en este caso os diré que la respuesta no es nada compleja: aconsejo EVITARLO siempre que nos sea posible.
Un libro marcadamente rosa y de princesas o hadas no es necesariamente sexista. Un libro visiblemente oscuro con temática de terror o de acción no es obligatoriamente sexista. En ambos casos habría mucho más que analizar. Que nosotros pensemos que el primero es para niñas y el segundo es para niños, sí que es sexista. El problema es que en muchos casos el sexismo no está tanto en los libros en sí mismos como en la elección estereotipada de los destinatarios de los mismos que hacemos nosotros.
El rosa no es de niñas. El azul no es de niños. Las princesas no son de niñas. Los piratas no son de niños. Pero es que los libros infantiles de calidad no necesitan encorsetarse en ningún filtro de color o modificar su temática en función del género al que presuntamente se dirigen. Y sobre el que sí lo hace... es más que posible que ese sea el menor de los problemas del los que adolece desde la perspectiva de género.
Una persona por cuyas manos han pasado miles de volúmenes para todas las edades y que ha leído cientos de ellos -yo- te lo dice con toda sinceridad: si tienes en la mano un libro del que puedes elegir una versión rosa o una versión azul, probablemente te encuentras ante un producto absolutamente prescindible. ¡Sigue buscando!
Trabajo en comunicación y marketing, pero soy especialista en animación a la lectura y en aplicación de la perspectiva de género en las Industrias culturales. Además, estoy aprendiendo a ser la madre de M.
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