Cómo representan el género los bestseller infantiles
Un análisis en profundidad de los 100 álbumes ilustrados infantiles más populares, realizado en 2017 por el gigante británico de la información The Observer junto a la empresa líder mundial de estudios de audiencias y análisis de datos Nielsen, reveló que la mayoría estaban dominados por personajes masculinos, a menudo en papeles estereotipadamente* masculinos (*si necesitas recordar cómo funcionan los roles y estereotipos de género pásate por aquí), mientras que los personajes femeninos estaban completamente ausentes en una quinta parte de los libros clasificados.
🙏 [Siento utilizar tantas veces bibliografía o referencias pertenecientes al mercado anglosajón, pero son la gran mayoría de estudios de los que disponemos, y, por desgracia, a pesar de la excelente salud del sector de la LIJ propia en España, los grandes éxitos infantiles y juveniles en muchos casos son traducciones y adaptaciones]
Algunos datos relevantes que se extrajeron de la lista de los 100 títulos más populares:
- A lo largo de cada libro, los personajes que tenían la oportunidad de hablar eran un 50% más hombres que mujeres.
- Los personajes masculinos superaban en número a los femeninos en casi la mitad de las historias.
- Los personajes masculinos tenían el doble de probabilidades de asumir papeles principales en los libros ilustrados para niños y se les dan muchas más partes habladas que a las mujeres.
- De media, en cada historia había presentes tres personajes masculinos presentes por cada dos femeninos. Había casos especialmente exagerados como uno en el que de 15 personajes, el libro solo contaba con dos de sexo femenino.
Cuando pensamos en ponernos las gafas violeta para analizar los personajes de un libro, probablemente pensamos en primer lugar en fijar la mirada sobre los protagonistas; pero...
¿Y qué hay de los malos?
El caso es que los papeles protagonistas tenían un 50% más de probabilidades de ser ocupados por hombres que mujeres, pero es que los villanos masculinos tenían ¡¡ocho veces más!! probabilidades de aparecer que las villanas femeninas.
Sólo en un libro, Peppa y sus botas de oro, aparecía una única "mala" que actuara sola: una pata que roba las botas de Peppa Pig y se las lleva a la luna. No bromeo. Sólo en un libro. Únicamente en uno de un centenar. Y en uno de Peppa Pig. Un libro basado en una serie de TV, que probablemente es la categoría editorial -¡me niego a llamarla literaria!- más nefasta que puede acabar en unas pequeñas manos...
Conviene aclarar, de todos modos, que Peppa and her Golden Boots fue un cortometraje estrenado en cines en la Navidad de 2016 con la promo "tu primera experiencia cinematográfica", lo que probablemente disparó de forma puntual las ventas del álbum homónimo como para alterar el ranking de todo el año.
Total, volviendo al tema que nos ocupaba, que resulta que la ladrona palmípeda de Peppa Pig es una de las escasísimas villanas que pudimos encontrar en los 100 libros ilustrados más populares de 2017. Desde las liebres hasta las osas, las hembras malvadas fueron en su mayoría (y como mucho) compinches que acompañan al verdadero antagonista, un personaje masculino.
¿Cómo se refleja la familia?
Las mujeres adultas que desempeñan funciones asistenciales son frecuentes en los relatos, y, por ejemplo, hay el doble de maestras que de maestros. Las madres también estaban presentes casi el doble que los padres, pero, por el contrario, los padres apenas aparecían sin estar acompañados por otro progenitor, y sólo aparecían sin la madre al lado en cuatro libros de 100. Esto refleja una versión sesgada del mundo que es terrible tanto para los niños como para las niñas. La falta de padres, por ejemplo, empieza a alejar a los niños del interés por la crianza y los cuidados...
¿Y si los protagonistas no son humanos?
Pues... en el caso de los libros protagonizados por animales, resulta que la perspectiva de género nos arroja un panorama AÚN PEOR: la investigación mostró que sólo el 40% de los personajes a los que se asigna un género eran personas; el resto eran, por ejemplo, perros, pájaros, lápices de colores, vegetales o esqueletos. Y el caso es que entre estas criaturas, el sesgo de género era aún más marcado. Cuando una historia revelaba el sexo de una criatura, era un 73% más probable que fuera un macho que una hembra.
La lista analizada incluye grandes favoritos de cualquiera de nosotros como El Gruffalo, Adivina cuánto te quiero o Hay un monstruo en tu libro, en los que todos los seres y animales se mencionan con un pronombre masculino, como si fuera por defecto.
"La investigación no me sorprende", afirmó la laureada Lauren Child, autora e ilustradora de los libros Charlie y Lola:
"También lo vemos en el cine y la televisión. Pero transmite un mensaje sobre cómo te ve la sociedad. Si los niños son los protagonistas de los libros -tanto los buenos como los malos- y las niñas son las compinches, se confirma que el mundo es así y así debe ser. Entonces es muy difícil sentirse iguales".
Además, los machos solían encarnar bestias poderosas, salvajes y potencialmente peligrosas, como dragones, osos y tigres, mientras que las hembras tendían a antropomorfizar criaturas más pequeñas y vulnerables, como pajaritas, gatas, ratonas o abejas.
Para ser precisos, deberíamos señalar que de los 100 primeros libros analizados, sólo la mitad de los títulos se habían publicado realmente en los últimos cinco años. Pero es que es lo que se vende en realidad: los mediadores y prescriptores con frecuencia vuelven a los libros que conocen, a las lecturas que recuerdan y a los personajes en los que confían desde su propia infancia. Es muy cómodo y muy tentador, pero yo siempre recomiendo bucear entre los nuevos títulos: hay libros excelentes que rompen con las tradiciones y presentan una imagen mucho más ajustada a la realidad actual del mundo.
Sin embargo, el análisis muestra que ni siquiera los superventas modernos están exentos de estereotipos. Aunque en menor medida, los textos y las ilustraciones han seguido excluyendo sistemáticamente a todos los personajes femeninos de casi el 20% de los bestsellers infantiles publicados en los últimos cinco años.
Jess Day, que hace campaña para acabar con los estereotipos de género con el movimiento Let Toys Be Toys, calificó de preocupante la investigación:
"Es preparar a los niños para que vean el dominio masculino como algo normal, de modo que cuando las mujeres hablan menos de la mitad, a algunos les parece demasiado. Y con tan pocos papeles femeninos, tampoco hay espacio suficiente para que los personajes femeninos sean multidimensionales. Creo que la falta de villanas refleja una incomodidad cultural más amplia con las mujeres que no se portan bien y son buenas".
"Si un lobo o un T. rex fueran 'ella', la historia sería igual de buena. Muchos padres cambian los pronombres de los libros cuando los leen en voz alta". Bueno, Day dice que lo hacen muchos padres y madre; yo no sé si eso es cierto, pero sé que yo sí lo hago. Por ejemplo, con M. ya hemos abandonado (por intereses y edad) prácticamente todos los títulos de Osito Tito, pero eran unas historias en las que aunque los personajes que rodean al protagonista son todos masculinos en el texto original, en las lecturas yo asignaba a algunos el femenino para darle mayor diversidad a la pandilla.
Las editoriales y, por supuesto, las persona que se dedican directamente a la escritura o la ilustración, tienen una oportunidad fantástica de acabar con los estereotipos. Hay que abordar estas cuestiones y, por el momento, parece que desde el lado de la oferta no se está haciendo lo suficiente, así que nos toca actuar a quienes estamos en el siguiente nivel, del lado de la demanda: las personas que somos responsables de elegir lo que van a leer nuestros peques.
Trabajo en comunicación y marketing, pero soy especialista en animación a la lectura y en aplicación de la perspectiva de género en las Industrias culturales. Además, estoy aprendiendo a ser la madre de M.
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